El término, según la RAE, es “romper con violencia, hacer pedazos, descerrajar”.
Cuando, al hablar de puerta acorazada, nos referimos a la resistencia a la efracción, nos referimos a la resistencia de la puerta a los ataques manuales en los que unos técnicos profesionales y con conocimiento en la utilización de herramientas, atacan la puerta con el fin de abrirla sin importar el daño y el estado en el que quede dicha puerta. Por lo tanto, cuando hablamos de efracción en términos de seguridad de una puerta, nos referimos a “ataque físico con violencia”.
El ensayo y resistencia de la puerta a la efracción es posiblemente el ataque más duro al que se puede someter a las puertas para verificar su nivel de resistencia.